El Archivo: I LSR


Reunidos como en los míticos tiempos de la Golden Dawn, un grupo de excelsos prohombres decidieron llevar al mundo del Bloodbowl a su siguiente nivel. Como manda la tradición pratense, los quintos y las patatas del Cervantes vieron el alumbramiento de esta nueva era. Cientos de signos de portentos recorrieron el globo: Los aldeanos de Mordor bajaron a los valles a rendir pleitesía, por todo el centro del país nacieron loners con dos cabezas, y Lycos se revolvió en su lecho, sufriendo una repentina resaca y con su nariz palideciendo: La LSR estaba aquí.

Todas las grandes mentes de una generación paren el reglamento de la LSR
Eolallus Baltar (izquierda) departe sobre táctica y estrategia post partido con
La Mano del rey Ser Murley Seaworth (reclinado en el centro). A la derecha, se 
redacta el manifiesto fundacional de la liga con la máxima "El milenarismo va a 
llegar" como primer lema propuesto.

La primera LSR se planteó como una toma de contacto con lo que sería en nuevo formato estrella para ligas de sus veteranos integrantes: Jornadas cada 3 semanas con partidos jugados al mismo tiempo en la sede secreta decidida por esta organización pseudo-masónica. Tras comprobar que la sinergia de partidos potenciaba la muerte, destrucción y consumo de birras, se dió por bueno el formato, dando lugar a la primera LSR.

El Doctor Lizard se encumbró con el primer trofeo de campeón (y el primer Dado de Oro en sus manos) tras una temporada que, pese a corta, fue casi perfecta (4 victorias y sólo un empate). Para logarlo desplegó las mejores tácticas del Bloodbowl, desde La Flecha ("Así Habló Terrywolftrusta") hasta el "Dónde vas, tontico" (La Jungla de Sandokán III). En una final agónica, consiguió girar las tornas de un partido perdido cuando sus pretorianos saurios se zafaron de varios norses para vencer con la más excelsa de las jugadas: EL DESBARAJUSTER. Un digno inicio a la andadura de la LSR.

Por su parte, Chardo von Chulasco tras un comienzo renqueante se encontró finalmente con la posibilidad de llevarse la liga. Sus norses remontaron el vuelo y firmaron los mejores números de la competición, liderados por Maluthor Rabo, sobrino tercero y a la vez concuñado de El Gordo Cabrón. Sin embargo, y pese a encontrarse con una final muy de cara,  no fue capaz de alzarse con el trofeo.

Finalmente Eolallus, convidado de piedra, se conformó con el Dado de Bronce. Fue el mejor de los peores, sin tener opciones de entrar en la final, pero arrebatándole el tercer puesto a Pakito Hongo en el último suspiro. 



La Clasificación



Los Mejores

Los Partidos



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